Hace ya un par de semanas iniciamos nuestro ramo de Creatividad. En esa ocasión, la actividad consistía en reconocer las 3 virtudes propias que más nos destacan, y que son un insumo para nuestro quehacer profesional. Si bien fue una tarea difícil para mi, pude reconocer que hay muchas cosas de mí misma que obviaba y que son características reconocibles por los demás, porque claramente al interactuar con otro, muchas de nuestras cualidades salen a luz. La interacción, la RELACION con un otro es el escenario donde uno pone todo de sí para entregarse, ya sea en una conversación, en una sonrisa, o en un contexto terapéutico, en una sala de clases o en el microbus; en cualquiera de estos sitios podemos volcar nuestras virtudes si así lo deseamos. El tema es que no muchas veces lo sabemos y por lo tanto, tampoco lo ponemos en práctica.
Es así como no puedo dejar de pensar en la dinámica que se genera al crear un vínculo terapéutico Terapeuta-Usuario. Poder conocer los aspectos positivos y negativos de nuestra personalidad, permiten ser un real participante del proceso de intervención con el usuario, sobre todo nosotros que nos relacionamos mas directa y personalmente con ellos y sus familias. Esto nos permite saber nuestros límites y potencialidades a trabajar en cada situación.
Ahora, si me pongo a analizar cada punto que reconocí como propio ese día, comenzaría por el único del cual estoy completamente segura: soy Optimista. Siempre me he reconocido como una persona que espera y quiere lo mejor para el otro y para sí misma, intentando mirar el lado positivo de las situaciones, ya que creo nada es absoluto, y saber eso me permite mutar, cambiar y pensar en que cada cosa es momentánea y que costará trabajo pretender llevar una vida feliz, trabajo que claramente vale la pena proponerse.
En segundo lugar, escribí mi Capacidad de Escucha, lo que puedo hoy reconozco más como la Paciencia que tengo para prestar atención a lo que otros están diciendo. Siempre me ha gustado sentir que los demás confían en mi, poder ser un espejo donde vuelcan sus emociones y donde puedan reconocerse como seres capaces de revertir cualquier situación, más allá de lo negativa que esta sea. Creo profundamente en que a veces lo único que uno necesita es sentirse escuchada, aceptada, más que comprendida. Por ello mi eterna disposición a escuchar, y contener, en el mejor de los casos. Esto también lo asocio al valor que siento por el Respeto hacia el otro, una de las cualidades que creo que también son parte de mi y que me destacan. Al reconocer a los demás como similares a mi, como un igual en derechos, en sentimientos, en oportunidades y en vida, a pesar de las múltiples diferencias y vivencias que nos distinguen, todos compartimos este mismo tiempo, el mismo piso y el mismo sol. Y eso también pasa por el respeto a sí mismo, que creo que es fundamental para relacionarse sanamente.
Finalmente, hace dos semanas me reconocí como Alegre, que si bien creo que es un estado más que una propia característica, usualmente me reconocen así. Es más una postura que intento trabajar a diario para afrontar la vida de manera positiva, y que quizás por eso no me convence aún del todo como fundamental dentro de esas 3. Me destaco por tener energías para hacer muchas cosas, por no sentirme limitada. En verdad creo que los únicos límites están en nuestra mente, en cada "no puedo" reducimos nuestro espectro de experiencias por vivir. De acuerdo a eso, quizás la palabra que más se ajusta sería Animosa, o Enérgica para actuar, para hacer y ocuparme.
Es así como si hoy hiciera el mismo ejercicio, seguiría reconociéndome como Optimista, pero cambiaría la capacidad de escucha por ser Respetuosa, y la alegría por Animosa. Sin duda es un trabajo continuo que debo seguir potenciando para pulir y crecer como persona, y también como futura profesional que se relaciona con usuarios que traen consigo un mundo lleno de historias, experiencias, virtudes y defectos, como yo.
Eso es lo que me gusta y apasiona de lo que estudio, poder conocer al otro en este vínculo que se genera a través y a raíz de una intervención terapéutica, con fines de mejorar su estilo de vida, su bienestar completo. Creo en lo poderoso del hacer, y ser a través de hacer, ¿cómo no estar convencida de que la ocupación es parte del ser humano y, por lo tanto, un vehículo, un escenario de posibilidades de mejoría? Como escuché una vez por ahí, la mejor forma de no preocuparse, es ocuparse.
¡Hasta la próxima!
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